martes, 16 de diciembre de 2008

Diario I

Después de estudiar el libro de Eckhart Tolle, sentí que había dado con la clave para comprender mejor la obra de Krishnamurti.

Había leído varios de sus libros hacia años y la verdad es que siempre me llevé la sensación de estar frente a la palabras de alguien muy especial, alguien que había accedido a un tipo de conocimiento al que no se puede acceder con la mente, alguien que había logrado conocerse de una forma que muy pocas personas logran.

Sus obras son muy inspiradoras y contagian paz y una sensación sobrecogedora, pero su lenguaje sencillo y directo es difícil de comprender, o al menos a mi me lo había parecido en el pasado. Su concepción de lo que es meditar, o el hecho de conocer sin el pensamiento, sin el lenguaje... Siempre me había llevado la extraña sensación de no llegar al fondo de sus enseñanzas.

El libro de Eckhart Tolle me dió la clave para entrar por la puesta de atrás a la obra de Krishnamurti. Ahora sus palabras, diciendo lo mismo, dicen muchas otras cosas.

Aquí te dejo un fragmento:

Era un hermoso día, un día sin nubes, un día de luz y de sombras; después de las fuertes lluvias el sol brilló en un claro y límpido cielo azul. Las montañas con su nieve estaban muy cerca, uno casi podía tocarlas; se destacaban vivamente contra el cielo. Los prados refulgía resplandecientes al sol, cada brizna de hierba danzaba su propia danza y el movimiento de las hojas era mucho más intenso. El valle estaba radiante y todo reía, era un día magnífico, y había miles de sombras. Las sombras son más vivas que la realidad; las sombras son máslargas, ricas y profundas; parecen tener una vida propia independiente y protectora; en su invitación existe una satisfacción peculiar. El símbolo se torna más importante que la realidad. El símbolo proporciona un refugio; a su amparo es fácil hallar bienestar. Uno puede hacer con el símbolo lo que quiera, éste jamás ha de contradecirlo, jamás cambiará; puede ser cubierto de guirnaldas o de cenizas. Existe una satisfacción extraordinaria en una cosa muerta, en una pintura, una conclusión, una palabra. Son cosas que están muertas sin posibilidad alguna de revivir, y hay placer en los múltiples aromas del ayer. El cerebro siempre es el ayer, y el hoy es la sombra del ayer, y el mañana es la continuación de esa sombra, un poco modificada pero exhalando aún el aroma del ayer. Así, el cerebro vive y tiene su existencia en las sombras; se siente más seguro, más confortable. La conciencia está siempre recibiendo, acumulando e interpretando según lo que ha acopiado; recibe a través de todos sus poros; acopia, y desde lo que ha almacenado experimenta, juzgando, recopilando, modificando. Mira, no sólo mediante los ojos, mediante el cerebro, sino a través de este trasfondo. La conciencia sale para recibir, y en el acto de recibir existe. En sus recónditas profundidades ha almacenado por siglos aquello que ha recibido, los instintos, las memorias, la seguridad, siempre agregando, y si quita es sólo para agregar más. Cuando esta conciencia mira hacia afuera lo hace para pesar, contrapesar y recibir. Y cuando mira hacia adentro, su mirar es aún el mirar externo que pesa, contrapesa y recibe; cuando se despoja internamente, ello es otra forma de agregar. Este proceso, atado al tiempo, prosigue y prosigue dolorosamente, con fugaces alegrías y pesares. Pero mirar, ver, escuchar sin esta conciencia -un salir, un avanzar en el que no existe el recibir- es el movimiento total de la libertad. Este avanzar no tiene un centro, un punto, pequeño o extenso, desde el cual moverse; así es como se mueve en todas las direcciones sin la barrera del tiempo-espacio. Su escuchar es total, su mirar es total. Este movimiento es la esencia de la atención. En la atención están contenidas todas las distracciones, y entonces no hay distracción. Solamente la concentración conoce el confilcto de la distracción. La conciencia toda es pensamiento expresado o no expresado, pensamiento verbal en busca de la palabra; el pensamiento como sentimiento, el sentimiento como pensamiento. El pensamiento jamás está quieto, la reacción que se expresa a sí misma es pensamiento, y el pensamiento a su vez multiplica las respuestas. De este modo la belleza es el sentir expresado por el pensamiento, y el amor está aún dentro del campo del pensamiento. ¿Hay amor y belleza dentro del cerco del pensamiento? ¿Hay belleza cuando hay pensamiento? La belleza y el amor conocidos por el pensamiento son los opuestos de la fealdad y el odio. La belleza no tiene opuesto, ni lo tiene el amor. Ver sin el pensamiento, sin la palabra, sin la respuesta de la memoria, es por completo diferente del ver con el pensamiento y el sentimiento. Lo que uno ve con el pensamiento es superficial; entonces el ver es tan sólo parcial. Esto no es ver en absoluto. El ver total es el ver sin el pensamiento. Ver una nube sobre una montaña sin el pensamiento y sus respuestas, es el milagro de lo nuevo; ello no es "hermoso", es algo explosivo en su inmensidad; es algo que nunca ha sido y que ya jamás será. Para ver, para escuchar es preciso que toda la conciencia está quieta a fin de que la destructiva creación pueda ser. Ello es la totalidad de la vida y no el fragmento que implica todo pensar. No hay "belleza", sino sólo una nube sobre la montaña; eso es creación. El sol poniente tocaba las cimas de las montañas, brillante, sobrecogedor, y la tierra estaba silenciosa. Sólo existía el color y no los diferentes colores; sólo existía el escuchar y no los múltiples sonidos. Esta mañana, al despertar tare cuando ya el sol avanzaba sobre los cerros, ahí estaba esa bendición como una luz resplandeciente; parecía tener su propia fuerza y su propio poder. Igual que el distinto murmullo de las aguas de un río, prosigue una actividad que no es del cerebro con sus voliciones y engaños, sino una actividad que es la intensidad misma. El proceso continúa con fuerza visible; a veces es bastante agudo.

Lo libros de Krishnamurti no son para todo el mundo. Este es fragmento pertenece al primer diario. Es un libro escrito en 1961 y si crees que entre sus páginas puede haber algo para tí tendrás que buscar una edición posterior a la que yo tengo.